Casi alcanzar todo (Barely Missing Everything) by Matt Mendez

autor:Matt Mendez
La lengua: spa
Format: epub
editor: Atheneum/Caitlyn Dlouhy Books
publicado: 2020-04-28T00:00:00+00:00

* * *

Y ahora, sentado en la oficina de reclutamiento, sentía exactamente ese mismo estado aturdido. Y aunque lo que le había pasado no era lo mismo que acabar hecho nudos en una caja de metal, esa sensación de confusión —el hormigueo en la cabeza como si toda la sangre se le hubiera salido y se le estuviera agolpando en las plantas de los pies, sus ansias por huir de ahí— era igual. Alma se había ido en su coche y le había mandado un texto segundos después:

YA MADURA!!!!!!

La oficina del sargento técnico Bullard, su nombre estarcido en la puerta de vidrio, estaba tapizada de pendejadas súper ñoñas. Pósters con aviones de combate volando entre las nubes, palabras como INSPIRACIÓN y DETERMINACIÓN escritas debajo en negritas. JD recorrió la oficina aparentemente vacía, los muebles y la alfombra eran baratos y tan mediocres como las imágenes de pilotos sonrientes comandando aviones o empuñando sus M16. Los pósteres de grupos de mecánicos mirando a la cámara, parados junto a bombas o en las bahías de mantenimiento rodeados de herramientas, siempre parecían incluir a un güey blanco, un güey negro y un güey moreno de origen étnico indefinido. Los vatos podrían haber sido indios, indígenas americanos, latinos o musulmanes. Era la manera de la fuerza aérea de decir: Oigan, morenazos, esta mierda es para todos. Detrás del escritorio de Bullard había placas, artículos de periódico laminados, y banderas de los Estados Unidos perfectamente dobladas en marcos de madera triangulares. JD se quedó parado detrás del escritorio del reclutador, leyendo. Curioso. Había tres distinciones por servicio en combate, en guerras que abarcaban toda la vida de JD.

—Una disculpa —la voz obviamente pertenecía al reclutador y era amistosa, pero de todas formas puso nervioso a JD. Rápidamente se quitó de atrás del escritorio. El hombre vestía un uniforme azul, las mangas impecablemente planchadas con una raya en medio. Una corbata azul perfectamente anudada—. Estaba en la letrina. Soy el sargento técnico Bullard.

—JD… y perdón por andar allá atrás —dijo JD, que no supo qué más decir.

—No hay problema, JD. ¿Estás pensando en unirte a la mejor fuerza aérea del mundo? —Bullard cruzó los brazos sobre el pecho y sonrió como un instructor de deportes hiperentusiasta.

—En realidad no —dijo JD—. Ya me iba.

—¿Por qué tan rápido? ¿Te asusté? —Bullard caminó hasta una silla junto a la entrada y se sentó—. Porque si no te asusté yo, fue algo más. Te ves muy sacado de onda, mano.

JD no pudo evitar mirar por la ventana hacia su Escort descompuesto. ¿Cómo iba a llegar a casa? Obvio que Danny no iba a venir otra vez. Alma también estaba descontada. ¿En camión?

Bullard miró el estacionamiento.

—¿Es tuyo? Apuesto a que tiene su historia —apuntó directo a la carcacha de JD. Le atinó a la primera.

—No quieres saberla.

—Seguro fue una noche de diversión que no acabó tan divertida. No eres el primero al que le pasa —Bullard pasó su atención del coche a JD—. ¿Te preocupa?

—A güebo —dijo JD.

—¿Quieres tomar algo? Hay un frigobar junto a mi escritorio —Bullard cabeceó justo hacia donde JD acababa de estar.

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